martes, 28 de octubre de 2008

Cartas



Hace mucho tiempo que el peronismo no piensa sobre las ideas que construyó. A muchos les pasa de largo todo un proceso histórico del cual el peronismo fue mentor a partir de mutaciones que fueron las de cada una de las circunstancias que le tocó afrontar. En ese derrotero imperfecto, imprevisto, cambiante, hubo no obstante ciertas constantes. El antiimperialismo, la justicia social, el desarrollo nacional.

Factores laxos que de todos modos fueron moldeando el modo de existir en la historia de ese movimiento popular. Más allá de las interpretaciones y perspectivas asumidas por sus elementos revolucionarios, ortodoxos o conservadores, "se sabía" que el proyecto de Perón no era equivalente al de " los otros", el poder conservador económico y la partidocracia desde derechas a izquierdas.

Para mí fue esa certeza de que el peronismo era otra cosa, la que hizo posible la convivencia dentro del movimiento de esas diferentes, y hasta encontradas perspectivas.


Perón fue un constante productor de ideas, nacidas de las experiencias políticas concretas y efectivas que entregaba la historia; nunca se ponía por delante de los acontecimientos, nunca se divorciaba de ellos para elaborar sus ideas.
Digo esto porque no han sido muchos los que estuvieron en condiciones de postular formulaciones teóricas novedosas a partir de la experiencia entregada por el movimiento popular, dimensionando en ideas lo actuado y lo por actuar del peronismo.
Perón no tuvo interlocutores en este plano que estuvieran a la altura de las circunstancias. O quizás sí, tuvo uno.

No es fácil lograr que un intercambio epistolar se transforme en un texto político. Que de un conjunto de cartas emanen análisis que se complementen y retroalimenten a nuevas ideas, dónde ninguno de los contendientes cede, proponiendo cada vez ir más allá, ingresar en terrenos desconocidos.

Perón y Cooke se desafiaron a pensar el peronismo sobre las bases concretas de lo sucedido, sin ideologismos o desvaríos teóricos de ilusión.

Cartas elaboradas al calor de los hechos, del exilio, la persecución, un peronismo que estaba inflexionando hacia nuevas realidades, y que entonces debía pensarse de acuerdo a esa nueva etapa, que precisamente planteaba fuertes cuestionamientos a las formas originarias de la alianza de clases que el movimiento popular propugnó, y que después de la caída de 1955 debían ser al menos debatidas.

Ahí aparece Cooke para asumir el compromiso de actuar políticamente en una correlación de fuerzas en retroceso (cuando otros sectores del movimiento decidían una plácida retirada del campo de batalla), y al mismo tiempo pensar la situación que se transitaba. Se actúa y se escribe.

Perón y Cooke se escriben las cartas que van a constatar la necesidad de inyectar nuevas ideas sobre las bases constitutivas del movimiento popular, ideas necesarias porque algo cambió: los hechos habían comprobado la deserción y fuga de la burguesía nacional y las fuerzas armadas, otrora partes claves de la composición policlasista del movimiento, y las ramas politicas y sindicales sufrían parciales crisis dirigenciales.

En esa etapa, Perón y Cooke pensaron al peronismo, escribieron. Hecho importante cuando históricamente el peronismo relativizó el ejercicio intelectual-político por considerarlo erróneamente como un vicio ideologista inconducente. Las cartas de Perón y Cooke demostraron que ello no siempre es así.

¿ Por qué después de esta correspondencia política, no hubo otra, con otros dirigentes?

¿ Por qué Perón no tuvo interlocutores en el plano que sí tuvo con Cooke?

¿ Por qué los dirigentes del peronismo no sintieron la necesidad de pensar nuevas variables de actuación política?

¿Por qué siguió siendo Perón la única usina de ideas del movimiento, y no tuvo otros interlocutores junto a los cuales producir ese necesario ejercicio politico-intelectual a partir de las experiencias concretas?

No hubo una correspondencia Perón-Vandor, Perón-Rucci, Perón-Paladino, pero tampoco Perón-Firmenich. Me refiero a un debate político sustancial, creador de ideas, que se necesitaban ( y se necesitan).

A este desafío, las tendencias ortodoxas del movimiento sólo han contribuido con el silencio. Las heterodoxas han hecho un aporte innegable y enriquecedor, aún cuando puedan ser cuestionables. Sucede que estos cuestionamientos siempre partieron de esos sectores ortodoxos que no ofrecían nada a cambio, sino vacuos recitados que evadían la discusión y la cerraban colocando etiquetas.

Hoy, a pesar de los denuestos de aquellos peronistas que piensan que junto con Perón murió el peronismo, hay algo llamado peronismo que todavía existe.

Que existe no sólo como partido político o movimiento sindical, sino y más aún, como cultura popular de la vida cotidiana (algunos le dirán mito), y eso es lo que permite pensar que todavía se puede pensar en un proyecto nacional fiel a las ideas de Perón.

Los peronistas que añoran a Perón, y por eso cuestionan (ayer a Luder, Menem, Duhalde, hoy a Kirchner) como no peronismo a todo lo que vino después ¿ qué alternativa ofrecen? ¿ no asumen a su modo una postura cómoda e hipócrita al desentenderse de todo?.

Hoy muchos de ellos en la crítica se valen de argumentos que poco se diferencian de los blandidos por el discurso conservador-dominante; son pocos los que critican "peronistamente".

Al proclamar que "ninguno es como Perón", se está suturando cualquier aporte a pensar la realidad concreta de lo que hoy es peronismo, nos guste o no nos guste. Se renuncia a intervenir sobre la realidad concreta, se putea desde la platea y así se cae en un particular ideologismo. Una paradoja inconcebible para el propio peronismo.

Las añoranzas no deben anular la intervención de un pensamiento político concreto para esta hora política. Renunciar a eso e insultar porque las cosas no son como fueron, encerrarse en el espasmo nostálgico, poco tiene que ver con lo que el peronismo fue ( y es), y mucho se acerca a un peligroso testimonialismo.

Será cuestión, me parece, de volver a escribir cartas.





domingo, 26 de octubre de 2008

La Banda alemana Alphaville le pega a las AFJP y pide regalías no cobradas por el tema "Forever Young"


Alphaville, pop bailable ochentoso que aún hoy se recuerda por sus épicos riffs de sintetizador


En medio del caos financiero internacional, la nacionalización de las AFJP por el Gobierno argentino recibe las más variadas opiniones en el mundo desarrollado.

Ahora quién emitió declaraciones fue el cantante del grupo alemán Alphaville, Marian Gold, que dijo "Me enteré de la estatización de las AFJP gracias a CNN en español, que está machacando a lo loco con la noticia, haciendo un lobby tremendo en contra de la medida.
Ni sabía dónde quedaba Argentina, pero ahora me he enterado de eso y muchas otras cosas, como que hay un video del General Perón hablando del sistema previsional en 1973 que está siendo usado por el establishment mediático para embarrar la cancha de cara al tratamiento legislativo del proyecto. Cualquier peronista sabe que Perón se refiere a una situación distinta y que el video está editado en sólo tres minutos; la misma duración de nuestras canciones".


Alphaville fue una banda clave del synth-pop de los 80, y aún hoy siguen recorriendo los escenarios del mundo, haciendo bailar a las multitudes del primer mundo. Uno de sus clásicos fue el tema "Forever Young" de 1984, y que en la Argentina se convirtió en la canción utilizada por una reconocida AFJP para sostener su campaña publicitaria, buscando captar afiliados a la jubilación privada que se inauguraba en los años noventa.

"Siento mucha bronca e impotencia de que esa bella canción se haya transformado en el emblema del sistema de las AFJP en Argentina, y que así se lograra embaucar a millones de argentinos que creyeron que la jubilación privada podía ser mejor que la estatal. Pensar de ese modo era una ingenuidad, y más en la Argentina" sostuvo Marian Gold, y asimismo añadió que "los que no tenemos el futuro asegurado y debemos hacer aportes jubilatorios no podemos entregar nuestro dinero a la timba financiera que proponen los fondos de pensión. Argentinos, si querían cobrar una jubilación más alta a la que ofrecía el Estado (que siempre paga), hubieran sacado un seguro de retiro, y no comerse el verso de las AFJP. A veces hay que pensar, y no comprar espejitos de colores."


El cantante de Alphaville fue más allá en la crítica a las AFJP: "Así como robaron a cada afiliado cobrando las millonarias comisiones antes de pagar jubilación alguna, la AFJP que usó nuestro tema en su campaña publicitaria no nos pagó derechos de autor, y por esa razón le iniciaremos acciones legales, antes de que desaparezca, aunque por ahí ya desapareció. En ese caso nos recagaron."


Marian Gold se encuentra componiendo nuevo material para la banda, que hoy chorea en pubs y discotecas europeas, tratando de sobrevivir en el duro mundo del mercado musical, pero ello no es obstáculo para hablar de la actualidad argentina:
"Me comentaron que hay mucha gente preocupada por la decisión del Gobierno, gente que cree que va a perder los ahorros como en 2001, o que no va a tener jubilación. Yo les digo que si seguían en el régimen de capitalización no iban a cobrar nada, e iban a tener que ir con la escupidera al Estado a ver si les tiraba unas migajas; pero si aún así hay personas que quieren seguir en el régimen de AFJP, que lo hagan, porque tienen derecho a elegir: ahora, que cuando opten, les hagan firmar una declaración jurada en la que renuncien al derecho de iniciar acciones judiciales contra el Estado si es que la AFJP no les paga la jubilación esperada.", sugirió el músico, que parece conocer mucho del tema previsional.

Además de Forever Young, Alphaville consagró otro gran hit bailable como Big in Japan, que todavía suena en radios, como un ícono del tecno-pop.

Marian Gold, desde un mono-ambiente ubicado en el centro de Berlín, instó a apoyar el proyecto de estatización de las AFJP, y a que los sectores populares se movilicen: "Argentinos, no se dejen presionar por el lobby financiero: ellos ya hicieron su negocio, tienen toda la teca (sic) de las comisiones en el exterior.", y agregó que " ví a la presidenta Fernández por televisión, y me parece acertada la medida que tomó. Ahora hay que ver cómo se instrumenta, porque la crisis internacional puede provocar un freno productivo que no hay que dejar de observar".

Al final, Gold sorprendió con un comentario: "Aprovecho este medio para declararme peronista puro y duro. Me he enterado que en Argentina se ha formado la Agrupación Putos Peronistas de La Matanza, y estoy muy contento, porque el movimiento debe abrirse a todos los que estén detrás de un proyecto nacional y popular. Cuando vayamos a tocar a Argentina, espero conocerlos y que después de tomar unos vinos, comer unos choris y bailar unas cumbias, la noche termine en un empome colectivo".


viernes, 24 de octubre de 2008

Rafael Nadal opinó sobre la situación política argentina, los Kirchner, y el peronismo


Rafael Nadal, expresión genuina del tenis peronista: garra, sudor, sin jogo bonito, buena defensa, demuele mentalmente al rival y golpea en los momentos justos para avanzar y ganar

MADRID(Enviado especial).-Luego de ser eliminado en semifinales del Masters Series de Madrid por el francés Gilles Simon, el número uno del tenis mundial brindó una relajada conferencia de prensa ante medios españoles y latinoamericanos, entre ellos varios argentinos.

"Estoy ofuscado por no haber podido dar una alegría a la afición, pero de todos modos estoy conforme, porque he dado todo de mí en la pista", afirmó Nadal después de la derrota.

Cuando periodistas argentinos le preguntaron sobre las chances de España ante Argentina en la final de la Davis, el mallorquín respondió:" Será una contienda de lo más brava. Será duro, pero iremos a por la Ensaladera. Pero más que de la Davis, me placería hablar con vosotros sobre la actualidad social y política de vuestro país".

Ante un auditorio que paralizado por la perplejidad, Nadal continuó:"Los argentinos tenéis un gobierno bien digno: cuando los años pasen, valoraréis sus logros. Pero claro, sois argentinos, os falta memoria".

Ante el silencio de los periodistas todavía descolocados, el "Rafa" expuso nuevos conceptos:" La estatización de los fondos de pensión dispuesta por Cristina (sic) les da a por culo a mis banqueros compatriotas; pero qué va, si beneficia al pueblo argentino es una decisión bien tomada. Total, yo tengo tanta pasta que no hago aportes para la pensión, la deposito en un paraíso fiscal y hala, a otra cosa. Los que deberán estar preocupados son mis compatriotas que la han puesto en los fondos y que con la crisis financiera, serán follados; Zapatero no es Cristina" precisó el zurdo de Manacor tratando de contener la carcajada.

Nadal se refirió luego al conflicto de las retenciones al agro:"He seguido de cerca el embrollo con el campo. Es muy feo ver como unos argentinos privan a otros de alimentos y desabastecen para que los pobres paguen a más altos precios los comestibles básicos.Una verdadera gilipollada. Dañaron a los más desposeídos, es inadmisible.", sostuvo el tenista español meneando la cabeza con gesto grave.

"Aquí (en España) por mucho menos el tío éste ( Zapatero) quitó a palos a los camioneros que obstruían los caminos" comparó Nadal haciendo gestos alusivos con los brazos."Vosotros, argentinos, tenéis un gobierno que no reprime la protesta social,¿Si eso no es democracia, qué es?", se preguntó el astro de la raqueta, y agregó en voz baja." En menudo follón se han metido los agrícolas (sic) cuando quisieron politizar el legítimo reclamo sectorial".

Ya más animados, algunos periodistas comenzaron a hacer preguntas. Sobre Cobos y el INDEC, Nadal fue categórico: "No me vengáis con chorradas como ésas; la agenda que armáis los medios, me la suda. Hablemos de la creación de empleo, la sindicalización, las jubilaciones: ésas cosas son las que influyen en la vida de los pueblos".

Ganador de dos de cuatro títulos de Grand Slam en esta temporada, Rafael Nadal impresionó a los periodistas acreditados por su detallado conocimiento de la política argentina:"Lo que han promovido Néstor y Cristina en materia de derechos humanos es invalorable. Justicia y memoria son esenciales para la vida de un país. En ese sentido nos lleváis enorme ventaja. Aquí en España ni siquiera ha habido un puto debate sobre la Guerra Civil, ni tampoco se ha investigado que sucedió con los miles de desaparecidos y asesinados durante el franquismo: la sociedad mira para otro lado. Los pactos de La Moncloa srivieron para echar la mierda debajo de la moqueta, y aquí no ha acontecido nada," remató un incisivo Nadal.

"La presidenta Cristina Fernández me parece una tía bien cojonuda, un excelente cuadro político; sólo a esos argentinos a los que les place batir las ollas y sartenes por las callejas les puede gustar decirle golfa, zorra; que queréis, si son esos mismos cabrones que desprecian a los negros como yo, a sus propios compatriotas. Ellos sólo cuidan su pasta, los demás a joderse"afirmó el manacorí, acaso sin medir las posibles repercusiones de sus palabras.

El rey del polvo de ladrillo es el más ganador del año, con ocho títulos. De cara a su llegada a la argentina en noviembre, manifestó:"Si fuera argentino, sería peronista.Mientras quede un pobre en la Argentina, ser peronista es una obligación, como dijo Evita". Tan audaz definición política hizo que un periodista le preguntase cómo conocía a Evita y al peronismo.

Nadal sonrió arqueando su ceño, y dijo:"Pues hombre, que cómo no voy a saber quién coño es Evita. Mira, os contaré una historia, veréis que bonita es: Luego de la Segunda Guerra, mi agüelo (sic) era un chavalillo muy pobre, dormía en las calles, España era pura miseria.

De pronto llegaron los cargamentos de trigo desde la Argentina, para que los españoles pudiesen comer. Perón y Evita ayudaron al pueblo español hambriento, y cuando Evita vino aquí, mi agüelo fue uno de los tantos en esa multiutd que fue a verla. Mi agüelo me decía cuando yo era pequeño:"Gracias a Evita y Perón no nos morimos de hambre". ¿ Cómo no voy a ser peronista después de ello? Joder hombre, que éso no se olvida en la puta vida".

martes, 21 de octubre de 2008

Nacionalización de las AFJP: Un Golpe al Orgullo Clasemediero



Los años noventa me encontraron en bizantinas discusiones con amigos, conocidos y extraños acerca de lo que ellos consideraban las inmensas bondades de las privatizaciones.

Entusiasmados, mis interlocutores pontificaban sobre los beneficios de "la competencia para alcanzar un buen servicio", " la posibilidad de elegir", " ahora sí, con los privados es otra cosa".

Se trataba del discurso socialmente instalado que la clase media repetía como una verdad revelada e incontrastable. El Estado era (es) un intruso que viene a llevarse la plata de los argentinos. La ola privatizadora significó, para la clase media más tilinga y alienada, un triunfo cultural. Los tiempos del tardocapitalismo posmoderno afianzaron esa adoración por lo privado; la clase media blandía con orgullo los argumentos oídos en la voz de clarividentes economistas que nos decían cómo debía ser el país. Tiempo donde el único lenguaje posible es el económico, el de los datos y las estadísticas que "explican la realidad objetivamente". Para esa clase media, lo político y lo público son áreas de sospecha, suciedad y robo.

No voy a hacer una valoración técnica de la medida del gobierno; otros lo hicieron, y muy claramente. Más bien me referiré a la profunda herida cultural que decisiones como ésta provocan en el orgullo clasemediero.

La realidad les pone brutalmente en la cara el fracaso del paradigma de lo privado, pero incurren en evasivas e insultos a la "Perra que confisca y hace caja con mi dinero", para evitar aceptar la cruel verdad: que se comieron el enésimo verso del mercado justo y del derrame que nos haría a todos felices.

Las privatizaciones de la década menemista constituyeron la más grande transferencia de activos del Estado al sector privado en toda la historia argentina: el despojo más oprobioso que pudimos sufrir, y que fue avalado con fervor por esas clases medias, que ahora en vez de hacerse cargo de sus comportamientos políticos, prefiere putear histérica porque se estatiza; "la pesadilla" vuelve otra vez.

Gestualidad cultural que persiste aún en la evidencia de que ese paradigma estalla en una crisis internacional que nuevamente van a pagar los boludos de siempre, pero que no por ello reduce la elocuencia de ese fracaso. Pero no, la clase media sigue echándole la culpa al Estado.

La caída del régimen de capitalización jubilatoria era la crónica de una muerte anunciada; un experimento innecesario que sólo se puso en práctica para continuar el desguace del Estado, quitándole potestades indelegables para reducirlo a ser el exclusivo gendarme de las ganancias del capital concentrado. El negocio era que los bancos cobraran sus jugosas comisiones, garantizar el pago de las jubilaciones sería problema del Estado. La clase media salió en masa "a elegir" y especuló con "cobrar más guita" en las AFJP. El bolsillo antes que nada, como siempre.

El problema es que siempre los terminan cagando, pero ellos se ciegan: siguen echándole la culpa al Estado.

Escucho nuevamente ahora las palabras de moda: confiscación, caja, robo. Todo a cargo del Estado, ése mismo que siempre termina siendo el garante último de aquellos que lo vilipendian,  aquellos que gracias a esta decisión del peronismo (eso también les duele) podrán cobrar "algo".

Muchos deberían no cobrar nada, e inmolarse con su orgullo, apostando al capital.

lunes, 20 de octubre de 2008

M, JP y Los Frentes de Masas (II): Crónica de un Olvido



La militancia de superficie de JP (JUP, JTP), a pesar de acatar las directivas de la conducción montonera, no deja de dudar acerca de los peligros del vanguardismo iluminado de una élite guerrillera cada vez más alejada de la voz popular y sus querencias. Esta preocupación existía de hecho en los ámbitos militantes, y ponía de manifiesto la lucidez e inteligencia de los cuadros que integraban los frentes, y que parecía faltarle a los más encumbrados dirigentes-combatientes.

La organización de los frentes se consolida y estructura más orgánicamente hacia 1973, en vispera electoral. Hasta marzo de ese año, la lucha armada aparece legitimada popularmente por la existencia del gobierno dictatorial. Pero ante el radical cambio de escenario, las perspectivas estratégicas de Montoneros no se modifican.

La continua militarización ( no sólo se actúa, sino que se piensa en términos militares) es incompatible con el trabajo militante de los frentes.

Las acciones armadas fomentan la represividad y la irritabilidad del partido militar saliente, pero todavía crucial factor de poder en esa coyuntura, que Perón intentó aquietar con el Pacto Social, pero que debía complementarse con una supresión total de las acciones armadas.

Son precisamente los militantes de los frentes los que sufren la represión a causa de las acciones armadas del ala guerrillera.

Pasado el verano de 1974, los desacuerdos entre Perón y Montoneros hacen que se profundice la vía militarista: este proceso implica la progresiva incorporación de cuadros de superficie que laburaban en los frentes a la guerrilla.

Esta decisión de la conducción montonera debilita la tarea de los frentes de masas de manera irreversible, hasta hacerlos desaparecer: el único vínculo efectivo de la izquierda peronista con los sectores populares es dilapidado para fortalecer la opción militarista.

Montoneros se leniniza, sentenciando su propia derrota: se elige la confrontación militar para "apurar" la toma de poder, para en realidad caer en una espiral de violencia y represión que desmantela el proceso de inserción social logrado ( otra discusión es en qué medida) por los frentes de masas.

Los militantes de superficie, eternos olvidados de la historia setentera, los "perejiles" que fueron arrasados cuando Montoneros decreta el pase a la clandestinidad después de la muerte de Perón, expresaron aspectos verdaderamente genuinos de ese sector del movimiento peronista que pensó en el camino de la liberación haciendo política en los frentes, afrontando las dudas e interrogantes que los pobres iban a plantear a las unidades básicas revolucionarias: no tanto la revolución, sino la necesidad de agua potable, la falta en el barrio de una salita de primeros auxilios, o "pero el gordo de la unidad básica de la otra cuadra dice que ustedes no son peronistas ¿ cómo es la cosa?", o " che, pero Rucci también es peronista".

¿La conducción montonera tenía respuestas para estos imprevistos que efectivamente ocurrían con el propio pueblo peronista que interpelaba a los militantes? La bajada de línea revolucionaria no servía mucho para aclarar la cosa.

Los "perejiles" son la marca indeleble de la tragedia propia de la Tendencia: son las voces inaudibles que quedaron sepultadas por la ceguera vanguardista de las irresponsables conducciones guerrilleras.

Conducción montonera que nunca se hizo cargo de esas muertes que le correspondieron: alguna vez aquellas conducciones debieron asumir la crítica despiadada de sus propias decisiones, esas muertes pesan en su conciencia.

Tornarlos visibles  como parte de aquella historia, sacarlos del frío anonimato, atestiguar su existencia vital como parte de la Tendencia y el Peronismo, es algo que nos debemos quiénes pensamos que todo aquel tiempo no puede quedar reducido a armas y violencia.

Fin ( por ahora).

M,JP y Los Frentes de Masas (I): El Camino Inconcluso



Cuando en 1972 se comienza a verificar el aluvional ingreso de capas medias al peronismo, Montoneros decide avanzar en la conformación de los frentes populares que permitirían un desarrollo militante concreto en diversas áreas populares.

Decisión que se tornaba necesaria a partir de la deliberada opción político-militarista tomada por la conducción montonera de la tendencia, que mermaba las posibilidades de trabajar codo a codo con las clases populares. Si el eje de la metodología adoptada pasaba por la lucha armada, era porque se había tomado una decisión: anteponer una lucha en un plano exclusivamente político-militar que desplazaba del centro una práctica vertebral del movimiento: la acción sindical. Influida por el contexto internacional, (Cuba, Argelia,Vietnam) la izquierda peronista decreta perimida (por reformista y burguesa) las vías de lucha sindicales.

Este error de apreciación marcará uno de los aspectos del fracaso del peronismo revolucionario, porque implicaba desconocer formas básicas del funcionamiento del movimiento popular. No obstante ello, la creación de los frentes populares intentaron reponer formas militantes que no tuvieran que ver con los fierros.

Los frentes (barriales, estudiantiles, sindicales) llevaron adelante los efectivos y concretos vínculos políticos de la Tendencia con las clases populares y trabajadoras, y no es casual que desde esos frentes, integrados por los militantes JP de superficie y cuadros no combatientes, salieran los primeros cuestionamientos y debates sobre el rumbo militarista decidido por la conducción.

El militante de superficie ve las distorsiones entre la propia realidad vivida en el barrio o en el sindicato ( las dificultades y la complejidad que emanan del terreno militante, que se demuestra en cierto pesimismo e incertidumbre que visualiza la militancia, sentir que la revolución no iba a ser de la noche a la mañana; había que lidiar con las organizaciones tradicionales del peronismo) y las progresivas "irrealidades" que bajaban desde la élite combatiente (la "inminente" toma de poder).

Sin embargo, las posibilidades de establecer canales críticos y de debate "hacia arriba" se estrechan paulatinamente, y de hecho se va operando una escisión entre el militante JP de superficie y el cuadro combatiente montonero.

Son los militantes y cuadros que participan de los frentes de masas los que amplifican el debate interno que la Tendencia necesitaba dar de cara a una nueva etapa, que abría un inmenso campo de maniobra: el peronismo ( ahora de liberación y con nuevos e imprescindibles cuadros militantes aportados por su ala izquierda) volviendo al poder político después de dieciocho sacrificiales años de lucha en todos los frentes, con su líder retornado.

Como decía Perón en esos años: "Nuestros jóvenes, que heredarán el movimiento, deben prepararse para gobernar".

Continuará.

sábado, 18 de octubre de 2008

Los Actos del 17 de Octubre



Los actos del 17 de octubre que tuvieron mayor difusión mediática fueron el encabezado por Kirchner en Paraná, y el realizado en Caballito por el denominado peronismo disidente que tuvo como cabeza aglutinadora a Francisco De Narvaez. Hubo otros actos, en todo el país.
Pero me voy a circunscribir a los dos mencionados.

Desde hace varios años, el peronismo (como todas las fuerzas políticas) sufre una crisis que se verifica en la falta de cuadros políticos y de nuevos militantes que vuelvan a plantear en serio las ideas de movimiento y proyecto nacional. Crisis que puede encontrar sus orígenes en el paulatino acatamiento que las dirigencias peronistas hacen de las exigencias "normalizadoras" postuladas por la dictadura de 1976; el requisito crucial que el establishment pretendió como condición de posibilidad de una futura democracia "moderna": la domesticación del peronismo a tono con "las necesidades" del sistema de partidos.

Este proceso se vió facilitado por la muerte de Perón y por la desaparición -literal- de una masa militante obrero-popular-juvenil-intelectual que siempre pensó al peronismo (más allá de errores y contradicciones) como movimiento de avance popular, de permanente interpelación del sistema de partidos y cuestionamiento irrenunciable de los poderes oligárquico-conservadores que construyeron el relato oficial de lo que el país debía ser. Así lo pensaba también Perón.

La actualidad del peronismo no hace más que verificar en qué medida el daño causado por la dictadura se direccionaba no tanto a instaurar un "modelo neoliberal" (que se pudo haber instalado sin exterminar 30.000 personas), sino a darle el golpe de nocaut al movimiento popular tal y como fue concibiéndose a lo largo de tres décadas (1945-1975).

Sin embargo, en estos dos actos del 17 de octubre se verificaron diferencias y perfiles que vale la pena resaltar, para pensar qué es el peronismo hoy, y que queremos que sea.

El acto encabezado por De Narvaez me hizo pensar: ¿ ésa es la alternativa mejor que puede ofrecer el peronismo frente a la actual conducción kirchnerista? ¿Puede encontrar ahí la militancia y el pueblo peronista las respuestas y las identificaciones que al parecer el kirchnerismo peronista no satisface? A mí me produce mucha tristeza que parte de la dirigencia peronista (con la cuál no me identifico, pero que están en el peronismo) exhiba un discurso tan esquemático, tan rústico en términos conceptuales y analíticos, más bien producidos con una intencionalidad coyuntural que evapora la pregunta por qué peronismo se quiere.

De Narvaez dice "no son peronistas, son kirchneristas", y así repone una lógica excluyente, que históricamente sirvió para marcar los trágicos desencuentros dentro del peronismo. En esa línea se expresa también la senadora Hilda González cuando compara a Kirchner con Schoklender: Kirchner no sería peronista, pero además hace una comparación extra-política muy poco feliz, que devalúa cualquier debate o discusión política posible.

El acto de Caballito me hace pensar en un peronismo que no quiere pensarse, que no quiere hacerse replanteos políticos, históricos, organizativos. Un peronismo que apela como recurrente leit-motiv al "test de peronismo" para definir a propios y extraños, y que cuando no lo hace, se despacha con frases tales como: "El peronismo no puede estar enfrentado con la iglesia, las fuerzas armadas y el campo", fijando un orden de prioridades en los vínculos intrínsecos que el peronismo debería forjar, y que dejan entreveer estrechamente qué lugar se desea para el peronismo. Me acordé entonces del final del segundo mandato de Perón(1953-55), y de quiénes lo enfrentaban.

Permítanme dudar, pero creo que los intereses populares no cuadran demasiado en ese diagrama.

El acto de Paraná tuvo como orador al secretario general de la CGT, algo que durante mucho tiempo las dirigencias partidarias peronistas no aceptaban. Siempre es bueno que el sindicalismo tenga una presencia política que vaya excediendo el corset laborista (sin abandonarlo).

Escuché cuestiones más concretas vinculadas a la política actual, a qué modelo debe privilegiarse, al rol del Estado como interventor, a la idea de reparación social. Ideas más cercanas a dar definiciones políticas, ideas menos emparentadas con la liturgia doctrinarista pero más apegadas a la sustancialidad política de lo que podría llamarse bienestarismo, un primer peronismo.

Me refiero a cosmovisiones que en un punto están emparentadas con aquellos postulados, pero que desde ya no son lo mismo (ni lo serán). Muchos podrán decir que sólo se trata de palabras, pero todos sabemos que no es tan así. Muchos podrán decir que es insuficiente, pero es más de lo que los demás proponen.

Néstor y Cristina Kirchner saben lo que el peronismo es, el tiempo dirá en el día a día concreto de sus actos si están a la altura de las circunstancias. Por ahora, ofrecen el mejor peronismo posible.




viernes, 17 de octubre de 2008

Sublevados




Días de octubre.


"Yo los veía caminar por la avenida Pavón, iban con los uniformes de trabajo, iban todos para Capital", me dice.

"Durante todo el día los ví pasar, en grandes grupos por momentos, de a poquitos en otro, pero era constante", me dice.

Días de octubre que empezaban a escribir otra historia, con nuevos protagonistas que hasta allí eran NADA.

Hombres y mujeres que se vuelven visibles (de una vez y para siempre) en la plaza, viniendo desde las lejanías de la historia.

Días de octubre que empiezan a partir en dos la mirada de la realidad, irreversiblemente, política y culturalmente.

Las masas que en esos días de octubre empezaron a escribir cual iba a ser su identidad política, y que no era la que quisieron escribirle otros, desde otras vivencias y cosmovisiones que no tenían nada que ver con lo vivido por esas masas "desconocidas".

La plaza de la "república" se transforma en el escenario de la política traída por los sublevados.

El lugar de encuentro del líder con su pueblo, es el nacimiento de la democratización real de las masas, postergada una y otra vez por los poderes políticos de la Argentina. Una democracia que el poder oligárquico nunca iba a tolerar, y que las clases medias vivieron como una intrusión de ese "otro", una amenaza, gestando un definitivo quiebre cultural que marco a fuego de una vez y para siempre la vida cotidiana y la relación entre clases en la Argentina.

Días de octubre después de los cuáles, ya nada sería como antes.

martes, 14 de octubre de 2008

Sostiene Sabbatella



Sostiene el intendente de Morón Martin Sabbatella que para el progresismo, la experiencia kirchnerista no debe ser desdeñada ni descartada, porque es valiosa para el proceso político actual, en tanto establece un piso alto (de progresismo), aunque el techo es bajo (el kirchnerismo podría ser más progresista de lo que es).

Sostiene Sabbatella que toda fuerza política progresista debe estructurarse incorporando los valores nacional-populares para no repetir experiencias fallidas (Frepaso).

Desde esta concepción, Sabbatella sostiene su apoyo crítico al peronismo kirchnerista; dato no menor en un contexto de decisivos reacomodamientos en el escenario político (en especial en el progresista) a partir del conflicto de las retenciones agrarias.

El posicionamiento del peronismo gobernante ante el reclamo agrario-empresarial (más allá de fallas de manejo que no analizaré acá), instaló en las fuerzas progresistas un dilema que no es nuevo sino "la pesadilla que vuelve": la crisis del progresismo es el real y efectivo producto de las posiciones asumidas por el peronismo kirchnerista.


¿ Cómo se explicaría esta crisis concreta que atraviesa nuestro progresismo que se desangra en medio de indignadas acusaciones a la "mentira kirchnerista"?.
Enumero: Derechización desembozada de Carrió, ruptura del ARI y formación del SI, fractura del Partido Socialista entre K y no K, fuertes desavenencias internas en la CTA, eclosión intestina de Proyecto Sur, encontrados posicionamientos en Diálogo por Buenos Aires (Heller-Ibarra); hasta el trotsko-marxismo criollo se debate en antagonismos, a pesar de contar con clarividentes cuadrazos: el MST alentando la revolución agraria, el Partido Comunista apoyando al reformismo kichnerista. Causa de todo ello: el peronismo.

¿Se puede atribuir tamaño fenómeno conflictivo al "doble discurso kirchnerista"?
Cabría preguntarse si un simple doble discurso (desmontable fácilmente por cualquier experimentado político), una nimia pirueta retórica puede generar tamaña crisis en la partidocracia progre. Como me inclino a pensar que no, deduzco que hay cuestiones reales y concretas que provocan la dolorosa desagregación del por tanto tiempo cohesionado ideario progresista, originadas en el accionar político del peronismo.

Sostiene Sabbatella que (como el techo progresista del peronismo es bajo) hay que construir una nueva fuerza progresista popular que sea el correlato superador de la actual etapa. No aclara Sabbatella de que modo esa fuerza será estructurada para no sufrir las desventuras de los añejos PI o Frepaso.

Sostiene Sabbatella su repudio a las practicas clientelares del PJ, ya que representan viejas estructuras y modos de hacer política incompatibles con una nueva fuerza política progresista. Lo que no define Sabbatella es el lugar del peronismo en este ambicioso proyecto: ¿ Adentro, afuera, al costado? No lo sabemos. Lo que sí sabemos es que las posibilidades de esa fuerza progresista popular (no de existir, sino de ser opción de poder) depende esencialmente de lo que haga (o no) el peronismo.

Mientras ese proyecto progresista popular (hoy una abstracta esperanza) no desarrolle una estructura organizativa integral y con intenciones de provocar un verdadero anclaje en el terreno y la problemática popular, con vocación de poder y niveles de gestión eficaces a gran escala (varios municipios, provincias grandes), la organización de masas del Partido Justicialista seguirá siendo la única presencia tangible que gestione política y cotidianamente con los sectores populares más postergados.

Al margen de valoraciones ideologicas y morales, el PJ está allí donde los demás no están; hace el "ingrato trabajo" de tener que verle la cara a los pobres todos los días. Ésto es lo que lo diferencia del resto, y allí reside su poder político real, del que otras fuerzas políticas carecen. De pretender Sabbatella armar una fuerza popular, se verá enfrentado al dilema que presenta esa "incómoda certeza" llamada PJ.

Veremos con quién decide asumir coincidencias Sabbatella: si con Miguel Lifschitz o con el "Barba" Gutierrez.

Dilema que Néstor y Cristina Kirchner no desconocen, y al que habría que atribuir el fracaso de lac transversalidad antes, y la decisión de recostarse institucionalmente sobre el partido Justicialista ahora.

Es elocuente que ante un revés coyuntural en una disputa significativa como lo fue el conflicto campestre y la derrota parlamentaria posterior, el Gobieron quedó debilitado y para no perder poder, maniobró conforme a ello: se replegó sobre el peronismo partidario (PJ) y sindical (CGT),
únicas organizaciones populares realmente existentes y garantes del poder político.



El progresismo K (Sabbatella, CTA) sólo tenía para ofrecer un apoyo moral e ideológico, una palmadita en el hombro muy encomiable y valiosa, pero muy insuficiente en terminos de política concreta.

Cuando Kirchner preguntó a los intelectuales de Carta Abierta"¿Qué hubiera pasado con el gobierno durante el conflicto agrario y los cacerolazos si yo no era el presidente del PJ?", dificilmente alguno hubiese tenido una respuesta adecuada y convincente para dar.

Como vemos, aún el progresismo que apoya al peronismo kirchnerista lo hace dudando a cada paso, cargando con un dilema moral altamente nocivo a los efectos de la construcción política.

Sostiene Sabbatella que el peronismo kirchnerista debería formular sus alianzas políticas en base a coinciencias ideológicas genuinas y no por conveniencia o intereses de ocasión. Seguramente. Sucede que a esa afirmación se le interpone brutalmente la realidad: el peronismo puro y duro, existiendo todos los días en la praxis política popular.

Sabbatella pretende que el peronismo kirchnerista prescinda del PJ y arme con sus aliados progresistas: es curioso, porque esta pretensión certificaría el suicidio político del peronismo kichnerista, y no creo que Sabbatella quiera que ésto acontezca.

En todo caso deberían ser los aliados progresistas del kirchnerismo los que vayan pensando en ver cómo articulan y se adaptan al peronismo, en vez de desdeñarlo.

No vaya a ser cosa de que de tanto mirar el techo, el progresismo K tropiece por no mirar el piso.

jueves, 9 de octubre de 2008

Nicolás Casullo: Pocos fueron tan lúcidos como vos



Sinceramente, preferiría no hacer este post. Me acabo de enterar de la muerte de Nicolás Casullo, quién para mí es el pensador más original que hoy tiene el campo intelectual; dueño de un pensamiento propio, crítico, que aborda los temas de la modernidad y la política nacional desde las singularidades argentinas y latinoamericanas.

No sólo fue un intelectual; fue militante político, peronista, los libros nunca dejaron que perdiera esa intuición barrial del que tuvo calle, del que conoce el pueblo; no se puede decir ésto de muchos otros intelectuales que vivieron "balconeando la historia".

Me empecé a familiarizar con su pensamiento y sus textos hace aproximadamente diez años, cuando misteriosamente llegó a mis manos un artículo suyo que me marcó por la claridad y la lucidez para pensar desde otros lugares, confrontando con los discursos dominantes de la política.

Luego comencé a leer la revista Confines, de la cual Nicolás era director: textos reveladores, un análisis crítico y novedoso del peronismo y de los 70, lecturas imprescindibles para entender mucho de lo que es nuestra realidad.

Cada vez que podía, iba a ver sus charlas y conferencias. Hablé brevemente con él un par de veces en esas charlas, era un tipo muy agradable y abierto.

Últimamente no lo ví aparecer en los eventos de Carta Abierta, lo andaba buscando para que me firmara el nuevo libro que había sacado sobre el peronismo. No podrá ser.

Tenía 64 años, era joven. A veces pienso que injusto es el destino, que se nos lleva a algunos tan necesarios, y nos deja a las peores lacras, longevas hasta el hartazgo.

Creo que la mejor forma de recordarlo es leerlo. Eso es lo que hago, y haré.

martes, 7 de octubre de 2008

Alianza Anticorrupción Argentina: La Oposición Celestial




"La participación de Giustiniani en la Convención de Córdoba colabora para que se puedan elaborar espacios comunes entre fuerzas políticas no corruptas para 2009 y 2011"

María Elisa Avelina Carrió, santa, 5 de octubre de 2008.


El proyecto de alianza electoral que parece aglutinar al radicalismo, el socialismo y la CC no hace más que ratificar cuál es la dimensión que la oposición le da a la política: si la corrupción es el parteaguas a partir del cual se diseña la coherencia de los agrupamientos políticos, lo que en realidad se está planteando es la despolitización de la escena política.

Despolitización que es la preferida por los poderes conservadores que ven con agrado a un Estado gerenciado mínimamente en base a un discurso neutro y generador de artificiales consensos que dejan afuera a los desprotegidos de siempre.

Unión de fuerzas políticas no corruptas: la no corrupción como el núcleo aglutinante de un proyecto político implica la deliberada sustracción de las nociones de derecha-izquierda, liberación-dependencia, para en su lugar situar un sagrado y metafísico consenso eterno, una inmutable paz social que sepulte toda intención de concebir a la política como un campo heterogéneo, complejo, dinámico, con numerosos intereses populares en pugna, con mvilización popular y protesta, con magros episodios violentos absolutamente posibles dentro del amplio juego democrático.

En este boceto electoral que prepara un sector de la oposición (el más tradicional y profundamente antiperonista) vuelven a confrontar las antagónicas concepciones de democracia que históricamente enfrentaron al peronismo con la partidocracia institucional (de derecha a izquierda). Aún desmovimientizado, el peronismo sigue siendo la identidad política que interpela a las férreas formas republicanas del sistema político, y que motiva que se lo acuse de "autoritario", "populista" o "hegemónico".

En ese angelical principismo republicanista y moral en el que se asienta "la política" de la oposición, se esconde la más aviesa hipocresía: aquella que ordena un respeto prioritario e irrestricto de las formas institucionales de la democracia a un pueblo absoluta y literalmente cagado de hambre, que mira perplejo cómo esa concepción vacua de democracia tiene tan poco que ver con lo que para ellos debe la democracia ser: algo más que el respeto de la legalidad y votar cada dos años.

Urge decir que con todas las contradicciones y los cuestionamientos que se puedan hacer, ha sido ( y es) el peronismo el único partido que cotidianamente ha intentado (en muchos casos sólo por obligación histórica) atender de manera real y efectiva, con los recursos disponibles (insuficientes muchas veces) las más acuciantes necesidades de los más pobres ( me refiero a cosas tan esenciales como entregar una caja de comida para que una familia pueda ir tirando y comer por lo menos una semana más). Cualquiera que haya militado en la base barrial o villera entiende a lo que me refiero.

Allí sigue residiendo una de las causas del voto al peronismo (que tanto encrespa a los bienpensantes de escritorio): en la lejana incomprensión/desprecio de unos, en la presencia concreta de otros.



sábado, 4 de octubre de 2008

Kirchnerismo: Se Dice de Mí ...


¿Qué querrán, Cristina, qué querrán?


Parece que el kirchnerismo no conforma a nadie.

Los progresistas liberales dicen: "Son neoliberales"

Los progresistas populares no peronistas dicen: "Son menemismo con derechos humanos"

Los conservadores dicen: "Son zurdos"

Los fachos dicen "Son asesinos montoneros"

Los liberales dicen: "Son populistas"

Las izquierdas dicen: "Son de derecha"

Los peronistas ortodoxos dicen: " Son progresistas"

Los peronistas de derecha dicen: " Son zurdos setenteros infiltrados en el peronismo"

Los economistas dicen: "Son imprevisibles"

Los ruralistas dicen: "Son confiscatorios"

La clase media dice: " Son soberbios"

TODOS éstos dicen: "Son corruptos"


¿ Qué dirán las clases populares?

jueves, 2 de octubre de 2008

La Excepcionalidad de los ´70: Espectros detrás de la Bruma



Los primeros 70 tienen algo de indecible, sobre ellos se despliega una etérea bruma que no nos deja percibir la profunda excepcionalidad de esos tiempos; excepcionalidad que signa cultural y políticamente a la sociedad que lo protagonizó, y cuya onda expansiva visualizamos en el acontecer político actual, y en las reactividades que genera ese tiempo hoy, cuando es traído en discusiones y debates, encrespando las aparentemente calmas aguas de nuestra democracia "consolidada".

Excepcionalidad la de los 70 que, vale aclararlo, no es la construída desde los lenguajes épicos y heroicos de quienes la protagonizaron por izquierda enarbolando consignismos y dogmatismos hoy anacrónicos, sino que designo como excepcional a partir de los hechos y de un recorrido histórico efectivamente acontecido que se cierra en 1976 consumando la tragedia política más grande del siglo en nuestro país, y desarticulando al peronismo como movimiento popular con expectativas transformadoras.

El fracaso del proyecto nacional, popular y democrático de 1973 marca el cierre de un tramo histórico que, más allá de errores y horrores estratégicos del vanguardismo montonero, fue iniciado en 1945, y tuvo como protagonista al peronismo como conciencia popular antagonizando con el poder oligárquico-conservador dominante, no sólo en el plano político sino también, y fundamentalmente, en el cultural.

Son pocas las certezas y verdades que puedan decirse de esa época que no sean relativas, pero me interesa consignar algunas que no suelen aparecer en los "lugares comunes" de los debates actuales; certezas que fueron invisibilizadas por la tierra arrasada de "horror" y "muerte" dejada por la dictadura, y por el discurso post-dictatorial que desechó al pasado histórico como equívoco ( para el alfonsinismo, el equivoco fue "tener peronismo en el país durante cincuenta años") para inaugurar una nueva e higiénica democracia sin historia nacional detrás.

¿Cuáles son las razones invisibilizadas que hacen excepcional en la historia nacional al período 1969-1976?

1) En esos años se va acumulando la más decisiva carga de conciencia popular (sectores populares + más agredado de clases medias peronizadas) en el país, nucleada con todas sus contradicciones y a pesar de ellas, en el movimiento peronista, que se postula como opción de poder que predica "la liberación y el socialismo nacional"; conceptos estos dos últimos en los que coinciden el líder y todas las fracciones del movimiento, más allá de metodologías y efectivas instrumentaciones posteriores.

2) En esa época queda expuesto y desnudo como nunca antes, el antagonismo nacional histórico argentino: poder liberal-militar versus movimiento popular ( ahora de liberación).

El derrotero del movimiento nacional se afianza a partir de un proyecto nacional que cuenta con avales teórico-históricos incorporados a él por el peronismo revolucionario a lo largo de años de lucha y analisis de lo actuado sucesivamente desde 1955 en adelante, y por los cuadros intelectuales del revisionismo nacional en los 60.

En los 70 se debilita hasta el final la idea de conciliación de intereses de TODA la comunidad, para pasar a asumirse que los intereses populares están en conflicto con los de la elite oligárquica dominante, a la cual el movimiento peronista opone lucha en el terreno político y en el simbólico-cultural ( por los aportes de la izquierda peronista), sin entrar a evaluar las implicancias de la lucha armada en este contexto.

Por primera vez en su historia, se verifica una declinación de la eficacia hegemónica del discurso liberal que coincide con una gradual desplazamiento de la correlación de fuerzas en favor del peronismo a raíz del aluvional ingreso de capas medias (universitarias,juveniles, cristianos, marxistas,nacionalistas) al movimiento, históricamente anti-peronistas.

Aunque mediado discursivamente por el perfil conciliador de Perón y del Movimiento (que acertadamente evitan que el proceso no se admita como una "reivindicación de clase" extraña al peronismo), no se puede negar la desnudez con que aparece el antagonismo de intereses entre ambos bloques históricos. En esa explicitud de la pugna ( que el sistema de dominación no puede tolerar que se haga visible) radica la excepcionalidad de los 70;en la efectiva posibilidad de que el proyecto peronista de liberación a encabezar por su líder retornado se comenzara a plasmar en hechos a partir del triunfo democrático de 1973. Proyecto que finalmente se frustra por errores garrafales y enfrentamientos irreversibles dentro del Movimiento que sirven para esconder las reales significancias del antagonismo existente, y que todo pase a ser sintetizado como "horror", "locura", " la barbarie peronista retornada para regar con sangre y fuego a los argentinos", "terror", todas calificaciones vacuas inservibles para interpretar un proceso histórico complejo y contradictorio.

La real excepcionalidad histórica de 1969-76 se ve confirmada a su vez por la infausta excepcionalidad de la dictadura militar de 1976 ( que no fue "una dictadura más" como erróneamente lo interpretaron la conducción montonera, las burocracias sindicales, y el grueso de la sociedad civil que la reclamó) que necesitó instaurar el terrorismo de estado para un exterminio planificado que buscó y logró suprimir al peronismo como movimiento popular y como expectativa de cambio en litigio permanente con las elites de dominio. Muerto Perón y arrasada la organización popular de avance movilizador por la dictadura, las dirigencias peronistas emprenden el camino de la alvearización.

El alfonsinismo repone formas distorsivas para la narración de los primeros 70, que no hacen más que anular su sentido histórico, para pasar a personalizar esos años en algunos de sus protagonistas de manera anecdótica y superficial: Perón, un viejo senil; Isabel, una estúpida incompetente; López Rega, brujo y lameculos; Firmenich, un asesino; Rucci, traidor al movimiento. Y así sucesivamente, sin que a nadie le interese analizar la cuestión en términos de proceso histórico popular iniciado muchos años atrás por el pueblo movilizado, resistiendo y avanzando de acuerdo a las circunstancias. Esa narración esquemática y banal que sintetiza todo como una "batalla de locos" es el combo envuelto para regalo que la sociedad prefirió consumir para exculparse de su rol en esas épocas: sociedad que optó por esquivar cualquier mirada analítica de aquellos años, como si no tuviera nada que ver, ni que decir.

3) Tiempo político aquel de los 70 en que la sociedad se ve a sí misma escindida en proyectos contrapuestos.

Escisiones familiares, institucionales (Iglesia), de clase, separaciones candentes y perceptibles en todo ámbito, peronismo-antiperonismo, liberación o dependencia. Tiempo que se cierra dramáticamente en guerrillerismos y terrorismos desanclados de todo respaldo popular.

Pero que deja una huella en la memoria colectiva que hace posible que de allí en adelante toda forma de lo político como conflicto de intereses se viva con una dramaticidad inusitada y adicional,con crispaciones de "vida o muerte", con tensiones que vuelven a traer a los espectros setenteros en simbolizaciones y discursos que demuestran la llaga viva que todavía ES aquella época.

Fenómeno socio-cultural que da cuenta de lo poco resuelto que están los 70 en la conciencia colectiva. Hasta que punto persisten calificaciones dogmatizadas de personajes, hechos y sentidos, y de cómo se sedimentaron argumentos que siguen reproduciendo defensas corporativas de lo actuado por unos y otros, sin la más mínima intención autocrítica.