Sinceramente, preferiría no hacer este post. Me acabo de enterar de la muerte de Nicolás Casullo, quién para mí es el pensador más original que hoy tiene el campo intelectual; dueño de un pensamiento propio, crítico, que aborda los temas de la modernidad y la política nacional desde las singularidades argentinas y latinoamericanas.
No sólo fue un intelectual; fue militante político, peronista, los libros nunca dejaron que perdiera esa intuición barrial del que tuvo calle, del que conoce el pueblo; no se puede decir ésto de muchos otros intelectuales que vivieron "balconeando la historia".
Me empecé a familiarizar con su pensamiento y sus textos hace aproximadamente diez años, cuando misteriosamente llegó a mis manos un artículo suyo que me marcó por la claridad y la lucidez para pensar desde otros lugares, confrontando con los discursos dominantes de la política.
Luego comencé a leer la revista Confines, de la cual Nicolás era director: textos reveladores, un análisis crítico y novedoso del peronismo y de los 70, lecturas imprescindibles para entender mucho de lo que es nuestra realidad.
Cada vez que podía, iba a ver sus charlas y conferencias. Hablé brevemente con él un par de veces en esas charlas, era un tipo muy agradable y abierto.
Últimamente no lo ví aparecer en los eventos de Carta Abierta, lo andaba buscando para que me firmara el nuevo libro que había sacado sobre el peronismo. No podrá ser.
Tenía 64 años, era joven. A veces pienso que injusto es el destino, que se nos lleva a algunos tan necesarios, y nos deja a las peores lacras, longevas hasta el hartazgo.
Creo que la mejor forma de recordarlo es leerlo. Eso es lo que hago, y haré.
No sólo fue un intelectual; fue militante político, peronista, los libros nunca dejaron que perdiera esa intuición barrial del que tuvo calle, del que conoce el pueblo; no se puede decir ésto de muchos otros intelectuales que vivieron "balconeando la historia".
Me empecé a familiarizar con su pensamiento y sus textos hace aproximadamente diez años, cuando misteriosamente llegó a mis manos un artículo suyo que me marcó por la claridad y la lucidez para pensar desde otros lugares, confrontando con los discursos dominantes de la política.
Luego comencé a leer la revista Confines, de la cual Nicolás era director: textos reveladores, un análisis crítico y novedoso del peronismo y de los 70, lecturas imprescindibles para entender mucho de lo que es nuestra realidad.
Cada vez que podía, iba a ver sus charlas y conferencias. Hablé brevemente con él un par de veces en esas charlas, era un tipo muy agradable y abierto.
Últimamente no lo ví aparecer en los eventos de Carta Abierta, lo andaba buscando para que me firmara el nuevo libro que había sacado sobre el peronismo. No podrá ser.
Tenía 64 años, era joven. A veces pienso que injusto es el destino, que se nos lleva a algunos tan necesarios, y nos deja a las peores lacras, longevas hasta el hartazgo.
Creo que la mejor forma de recordarlo es leerlo. Eso es lo que hago, y haré.