Mientras mi estado mental lo permita, continúo pensando infructuosamente. Una pasada militancia política ayudó a abandonar la comodidad de los papers y la prolijidad de bellas teorías que sólo elevan el autoestima de quiénes las declaman, para pasar al barro de la confusa, ingrata y dificultosa, inasible práctica política en barrios, presenciar rosqueos, terminar de despegar la concreta acción política de la moral. Ambas se llevan muy mal, comprobé, y lo que se termina requiriendo en el terreno es efectivamente la toma de una decisión ante una demanda por lo general urgente. Las meditadas planificaciones del paper pueden tornarse en lo opuesto a lo realmente deseado cuando se instrumentan. Me refiero a una magra experiencia de gestión municipal que tuve que llevar a cabo, en un área menor, pero que pone en contacto con lo real y con una responsabilidad que se asume. Uno decide, y detrás de esa decisión esta la responsabilidad.
No es facil gobernar. En cualquier nivel. Viene una mujer con seis hijos a la municipalidad y te dice que se le quemó la casa, si le pueden dar algo. Probablemente vino caminando desde Ingeniero Budge o Fiorito. Hay mucha gente que lo hace, pero no lo dice. Pero uno se da cuenta. Vos tenés que tomar una decisión, la mujer está ahí, esperando. No se va a ir hasta que le des una solución, porque probablemente no tenga a donde ir. Le tenés que dar algo, aunque sabés que en tu área no hay presupuesto, no tenés facultades. Finalmente, le conseguís unas chapas, algún colchón, una bolsa de comida. ¿Solución? No sé, pero es una respuesta concreta que estás obligado a dar. Lo que quiero decir es que esto es lo cotidiano de la política en contacto con el pueblo hoy. Se trata de reparaciones mínimas pero imprescindibles. Cuando una persona viene a la municipalidad a pedir una bolsa de comida, ¿ le vás a salir a explicar las perniciosas consecuencias del clientelismo en la política ( como en ese paper que escribiste hace unos años lejos de todo) o la necesidad de estructurar un plan universal de asistencia social? La realidad hace estallar en mil pedazos las largas horas de la coherencia ideológica y de los microclimas. Se deshacen los voluntarismos y el "debe ser de la política", la épica de las grandes transformaciones "para mañana". No olvido las épicas, porque sin mito no hay esperanza, pero el de hoy es un paciente tiempo de las reparaciones mínimas.
No es facil gobernar. En cualquier nivel. Viene una mujer con seis hijos a la municipalidad y te dice que se le quemó la casa, si le pueden dar algo. Probablemente vino caminando desde Ingeniero Budge o Fiorito. Hay mucha gente que lo hace, pero no lo dice. Pero uno se da cuenta. Vos tenés que tomar una decisión, la mujer está ahí, esperando. No se va a ir hasta que le des una solución, porque probablemente no tenga a donde ir. Le tenés que dar algo, aunque sabés que en tu área no hay presupuesto, no tenés facultades. Finalmente, le conseguís unas chapas, algún colchón, una bolsa de comida. ¿Solución? No sé, pero es una respuesta concreta que estás obligado a dar. Lo que quiero decir es que esto es lo cotidiano de la política en contacto con el pueblo hoy. Se trata de reparaciones mínimas pero imprescindibles. Cuando una persona viene a la municipalidad a pedir una bolsa de comida, ¿ le vás a salir a explicar las perniciosas consecuencias del clientelismo en la política ( como en ese paper que escribiste hace unos años lejos de todo) o la necesidad de estructurar un plan universal de asistencia social? La realidad hace estallar en mil pedazos las largas horas de la coherencia ideológica y de los microclimas. Se deshacen los voluntarismos y el "debe ser de la política", la épica de las grandes transformaciones "para mañana". No olvido las épicas, porque sin mito no hay esperanza, pero el de hoy es un paciente tiempo de las reparaciones mínimas.