… sobre la que no habría que dramatizar. Un error conceptual que distorsionó la cosa: se pensó más en que discutían el jefe de la CGT y el gobernador de Salta, y no que ese chicaneo era el que entablaban el presidente del PJPBA y vice del PJ nacional con el presidente del PJ salteño. Y estos disturbios no deberían leerse como tomas de posición política definitivas que “mantienen o signan” el rumbo del gobierno, porque cuando Urtubey y Moyano se sienten y arreglen, los que pedían cabezas van a quedar en una situación un poco ridícula. Digo: no se puede estar volviendo todo el tiempo a fojas cero. Estos debates no ponen en discusión el liderazgo de Cristina en esta etapa política, ni la representación sindical de Moyano y su laburo paritario. Las divergencias que existen en el movimiento justicialista están en su raíz natural, hacen germinar su potencialidad y eso no está mal. Se abre un tiempo político que necesitará de muchos debates, y escamotearlos por la permanente obsesión de confirmar cuestiones que están fuera de discusión es nocivo, el peronismo no es así, no obstruye sus expresiones internas. Urtubey le hizo sentir a Hugo que él es el jefe político de su provincia, y cincuenta puntos electorales de diferencia. Algo muy habitual en política, algo que no tiene nada que ver con el “modelo”, ni con un juicio del movimiento obrero, ni con la labor sindical de la CGT. A veces leer los diarios intoxica un poco, crea espectros. Si tenemos ideas políticas propias y claras, no debería interesar que dicen La Nación y Clarín de Urtubey o de mongo (sobre todo porque son diarios que no saben como funciona el peronismo). Eso de forjar nuestra opinión política según lo que nos dicen los diarios no ayuda mucho, no le da consistencia al pensamiento político. Urtubey tiró: hay sectores del kirchnerismo que creen que hay que obliterar el debate bajo la falsa idea de que así se sostiene el poder político, la cohesión del movimiento, cuando es exactamente al revés, cuando hay diversidad interna es cuando el peronismo crece. Yo creo que sí, que hay sectores del kirchnerismo, pero muy minoritarios, que le escapan al debate político real, de alta gama. Pero la mayoría quiere debatir, y una minoría mezquina no puede condicionar la apertura del juego. Que la discusión política no nos dé miedo.