jueves, 15 de abril de 2010

Blogs Políticos, Kirchnerismo y Marca Autoral

Sería de una pereza intelectual sin precedentes reducir este complejo fenómeno blogueril de las pampas a la etiqueta “los blogueros K”. Pero solicitarle rigor analítico a cierto espectro periodístico (espectral, fantasmal, un ánima) que se ve incapacitado de producir bases argumentales sólidas, excesivamente soliviantados por la saturación insana del clivaje kirchnerismo – antikirchnerismo, es casi imposible. A esta altura de la partida, quiénes más tienen para perder son los medios tradicionales que se vuelcan a la catarsis de un antikirchnerismo irracional, absolutamente deslindado del pulso popular, callejero. Es bastante la cantidad de gente que en estos años abandonó la lectura de las publicaciones tradicionales para buscar “la fresca” en los blogs políticos. En este sentido, el conflicto del Gobierno con el campo produjo una ruptura irreversible que puso en duda la honestidad intelectual y la legitimidad de ciertos periodistas y medios tradicionales que se habían erigido durante el menemismo como los fiscales de la República y como brazo periodístico tácito de lo que políticamente producía en esos años el frepasismo: genéricamente se lo llamó antipolítica, y con esas mismas armas retóricas pretendieron construir el relato antiK, sin comprender el cambio epocal en el que el kirchnerismo nace y se expande, y sin comprender la compleja índole política del conflicto agrario. Es en ese contexto de desorientación mediática que no casualmente se produce, como bien lo dijo Mauri K a Jorge Rial, un salto cualitativo en el nacimiento de blogs políticos pertenecientes al impreciso ámbito nacional-popular (entre los cuales nace este blog) y que se suman a otros ya existentes.

Pero digamos que la coyuntura del conflicto agrario y el apoyo al gobierno peronista de los Kirchner es sólo un aspecto que no explica para nada la enorme complejidad y diversidad que residen en esta blogosfera política que refleja todas las tonalidades e intensidades de una producción de pensamiento político que es muy difícil de encontrar en los medios tradicionales. Solamente en los blogs uno puede encontrar el humus peronista de la escritura de Manolo, el proyecto editorial de El Conurbano, el salvajismo narrativo de Carrasco o la sutileza analítica e irónica de Tomás, por solo citar algunas de las líneas de fuga hacia las más de mil formas que expresa la marca autoral en los blogs.

Este crecimiento silvestre, desordenado, confuso, es ignorado por el periodismo tradicional, y por los propios políticos, inclusive por los presuntamente beneficiados por el fenómeno. Se desconoce la lógica de la producción teórica, y se desconoce la pluralidad de interpretaciones que giran en torno a un hecho político, aún cuando exista un núcleo de coincidencias básicas que amalgama implícitamente a todo el espacio pero que no obedece a ninguna decisión política o partidaria “bajada de arriba”: se coincide en una base de logros concretos y objetivos que fueron incorporados a la sociedad por el kirchnerismo (el peronismo realmente existente de la época) y un apoyo en función de esa realidad. Esto no obstruye sino que más bien dispara una cantidad de debates y disidencias que ahondan la riqueza de una diversidad que potencia la seriedad de los debates, que de ningún modo se circunscriben al kirchnerismo: se debate sobre el peronismo, sobre los medios, sobre temas sociales, sobre el Conurbano como geopolítica cultural (absolutamente destratada por los medios clásicos, y para mí el mayor aporte de esta blogosfera política denominada nacional-popular), sobre las imposturas de la cultura progresista, sobre las fallas del clivaje izquierda – derecha para determinar una taxonomía política. Y muchas otras cuestiones frente a las cuales la consideración etiquetadota de “blogueros K” que despectivamente utiliza el Diario de la Argentina resulta inadmisible y severamente reduccionista, además de desnudar la incomprensión manifiesta de un fenómeno que excede claramente al kirchnerismo.

Despertaron al mostro.