Una imperativa y alta pluma reapareció desde el fondo de los empedrados oscuros, arrastrándose por calles adyacentes y muertas, escupiendo palabras ininteligibles, pero que se ordenan una vez dichas, cuando quedan flotando en el aire, y la brisa nocturna las lleva y las desnuda bajo las luces de neón, y ahí las vemos. La Mazorca ha vuelto, y celebramos. Pasen y vean.