Qué problema el kirchnerismo para la centroizquierda vernácula: porque le interpela la agenda histórica, esa que se sostuvo como inmaculada programática durante el noventismo, y que ahora se pasea con los agridulces matices de un gobierno que las lleva a gestión. Lo de las telefónicas está bien, porque allana el camino a la aprobación: otras reformas que no alteren el espíritu estructural de la ley podría extender un piso de consenso más ampliado que se necesita. De todos modos, y como dijo Cristina, la entrada de la telefonía al negocio es inexorable, por eso mejor la eliminación y que la cosa se regule en otra etapa: sin eufemismos, diría que lo de las telefónicas es bastante menor en el contexto de la ley, y que la realidad de su desenvolvimiento está menos ligada a lo jurídico que a los dictados del mercado.
Reme, Patricia, reme que sale.