lunes, 15 de febrero de 2010

De la Medida de la Vara, y del Modo en que Cimbrea

La orfandad interpretativa que asuela a las minorías letradas progresistas y conservadoras hace que sus buques dominicales de fermentación ideológica acudan al negraje dirigencial para que les soplen la textura de la realidad política en estas horas crepusculares, mientras los entusiastas de salón hacen autopsias o panegíricos que sólo relatan el pasado.

Más grave sería leer lo que dicen La Negra y El Negro como discursos contradictorios y no complementarios de una época matizada por las transiciones, y más que nunca, por la relatividad de las verdades invocadas. Con todas las objeciones que puedan hacerse, Camaño y Moyano actualizan doctrina sobre la base ríspida de los hechos.

Es tan pertinente avisarle al establishment político (que incluye al peronismo en las figuras de Kirchner, Reutemann, Solá o De Narváez porque todos ellos representan a una elite) que la organización sindical encarnará la primera línea de resistencia ante el ajuste, como preguntarle a este gobierno cuánto pobrerío estructural se puede bancar esta democracia real.

Sería ingenuo pensar que Moyano sólo le habla a Lole o al Colorado; tampoco Camaño plantea cuestiones que sólo le competen a los Kirchner. Moyano advierte algo habitual en la dinámica peronista: que ante un eventual retroceso de los beneficios materiales de las masas, la única defensa social realmente existente va a provenir de la organización sindical peronista con sus respectivas burocracias malditas. Los movimientos sociales, el yaskysmo, el partido de Sabbatella o los propios Néstor y Cristina podrán declamar también su oposición a un posible ajustazo post-2011, pero no van a incidir sobre ninguna correlación de fuerzas porque carecen de una envergadura organizativa acorde a las circunstancias de la confrontación. Hacia dentro del esquema cegetista, son los camioneros los que pueden desarrollar con mayor eficacia una política obstruccionista de largo aliento, que conociendo al Hugo, va a ser algo más que vandorismo puro y duro. Sino, que lo diga Menem.

Graciela Camaño se limita a describir la realidad kirchnerista 2008-2010 cuando dice que el gobierno está excesivamente ideologizado (algo que en este blog pedorro veníamos diciendo hace  muuucho) y marca los datos arrojados por la inflexión electoral de 2009 cuando afirma que Kirchner no representa a EL peronismo. Es lógico que esta realidad tarde más en ser asimilada por la militancia que por la sociedad, pero no por ello las huestes kirchneristas debieran negarlo.

Los Kirchner perdieron una hegemonía, y es absolutamente razonable que a partir de allí el liderazgo del peronismo ingrese en litigio, en una disputa inexorable y necesaria (cuando los muchachos huelen sangre…). Es verdad: Kirchner no tiene la representación del peronismo, como no la tienen Duhalde, Reutemann, Felipe o Gioja. La reasunción de Néstor en el PJ es un error político para la salud del movimiento nacional justicialista, pero para él es una jugada táctica de retroceso acorde a un político inteligente que va a defender con uñas y dientes el espacio de poder que conserva.

Notemos que Camaño no objeta el trazo grueso de los seis años de gobierno kirchnerista (Massa, Giustozzi y Bruera tampoco), sino las relaciones de NK con el movimiento  y sus malas decisiones de conducción (la transversalidad se está facturando ahora). Y la pregunta por la pobreza estructural está vigente después de seis años de crecimiento, consumo, sindicalización y asignación universal por hijo. Este es un tema doloroso, porque el kirchnerismo se narró asimismo como gobierno popular pero nunca pudo recrear un sentimiento de comunión con los pobres, nunca cuajó con la idiosincrasia popular más sumergida al punto de restablecer formas subjetivas de la dignidad, y convengamos que modalidades de empleo ficticio como el programa Argentina Trabaja no contribuyen demasiado a establecer una cercanía: el pueblo no quiere ser cooperativista, quiere ser camionero.

Me comentan que en un taquillero blog progre-kirchnerista (que lamentablemente, no leo) se gastan horas intentando dilucidar cómo es posible que los jubilados no agradezcan con el voto ganar 900 pesos por mes, cómo es posible que las mamás solteras que perciben los 180 no devuelvan la prestación militando para el kirchnerismo. ¿Por qué esos viejos alienados no le chupan, como deberían, la pija a Kirchner? ¿Por qué esas negras cojedoras de la villa no se esclarecen y le chupan, como deberían, la concha a Cristina?

La intelligentzia progre-filo-kirchnerista se desloma en la incomprensión, va a terapia y muestra la hilacha de toda hipocresía: quieren que los pobres sean menos pobres, pero más quieren que no dejen de serlo. Quieren que los pobres agradezcan ser menos pobres, pero que nunca coman en los restaurantes que ellos frecuentan, ni vacacionen en las playas que ellos fatigan. Al progre, el gorilismo le asoma en sus buenas intenciones, que incluyen casi siempre subestimar los deseos y realidades de la negrada.

Que la pobreza estructural exceda a este gobierno no implica atenuar la responsabilidad política. La Negra Camaño señala una cuestión social actual: antes no vivían ancianos en las villas, ahora sí. Antes, la villa era una estadía transitoria en la vida del pobre de la cual, a los tumbos, se salía. Antes no te morías en la villa, ahora sí. Quiere decir que antes con un laburo y después de algunas décadas de rotura de culo, te podías comprar un terrenito y ladrillos, y vivías tu edad madura (la del ocio y el descanso) fuera de la villa, en una casita. Ahora con un laburo o un plan comés, pero no salís. La dignidad es una compleja subjetividad que no se construye con la automática entrega de algunos pesitos.

Moyano anticipa el rol político que le tocará jugar en el nuevo escenario. Acá hay un tema que después de 2011 va a pesar: el kirchnerismo se va a ir con dos períodos presidenciales sin recibir paros generales, y esto es un producto concreto de la política laboral que cualquiera que venga deberá como mínimo, garantizar. Moyano está perfectamente esclarecido respecto de que lo que le toca defender son hechos concretos, paritarias, convenios, derechos y no a una figura política. Por eso habla tan poco de Kirchner en la entrevista: el futuro llegó hace rato, y no tiene a NK en el titulo estelar de la marquesina. En política, aunque no guste, hay que acostumbrarse a la realidad para adaptarse y operar sobre ella.

Y yo creo que todavía hay mucha militancia peronista (los más jóvenes que entraron con Kirchner) que tendrá que matar a Néstor. Matar al padre político para poder seguir. El peronismo defiende logros, no personalismos. Defiende hechos que son del pueblo, no caprichos individuales. Porque yo veo muchas personas que apoyan a este gobierno, pero que piensan que Néstor es imprescindible. Piensan más en la iconicidad de Néstor, están más preocupados por que un flaco de la jotapé siga siendo presidente (uno de los nuestros, je) y no piensan tanto en los modos y formas de organización política que se necesitan para defender logros concretos que ya no tienen autor intelectual, porque la sociedad los adoptó. Los más soberbios deberán meterse un poquito en el culo ese constante “Kirchner lo hizo” con el que aturden a los sectores populares (“este boleto tiene subsidio del Estado Nacional”) que en realidad saben perfectamente qué se hizo y qué no: si decimos que Lupín es imprescindible, se lo hacemos creer a él y subestimamos otra vez al pueblo. Y si el pueblo no cree que Kirchner es Dios ni Perón ¿por qué habríamos de creerlo nosotros? En todo caso, la imprescindibilidad de NK la determinarán los que gobiernen después de Cristina.

A los peronistas de a pie no nos debería desvelar el destino de Kirchner, si se va a un café literario, si se pone a levantar hoteles, si se separa de Cristina, si termina en Sierra Chica, si se va a jugar al ajedrez a El Calafate, si preside Unasur o si no le sube el agua al tanque. Porque los peronistas vamos a estar preocupados por defender hechos, y que no se vuelen las chapas del rancho. No va a haber tiempo para pensar en Kirchner. Una de las cualidades  de la política real es que te obliga a olvidar rápido, porque ya estás pensando en conseguir el ungüento para aliviar las nuevas heridas sociales; como dice La Negra, en cada bandazo de la economía se queda más gente afuera, y más vale decirlo antes de que el bandazo llegue. El Negro también amenaza antes de que el latigazo llegue, porque no serán, llegado el caso, Kirchner, Reutemann, Solanas, Alfonsín, Sabbatella, De Narváez o Cobos quiénes instalen el hospital de campaña para atender a los heridos.

Eliminemos confusiones: los reparos hacia la figura de Kirchner y las corrientes críticas que se visualizan en la sociedad y en gran parte de la militancia peronista no implican una impugnación a los resultados de gestión. Hay compañeros que se confunden, que mezclan a NK-figura política con la gestión. Cuando Balestrini declara que Massa es menemista porque veranea en Pinamar, se equivoca. Hace valoración digna de un amateur como Claudio Lozano. Es el exceso de ideologización, diría La Negra Camaño.

Balestra se tiene que relajar (porque acá va a haber un interna, y cuantos más haya, mejor: Massa, Bruera, el Colo, Felipe, Duhalde, La Negra) y ejercer con perfil propio la jefatura del PJPBA: porque él sabe que Camioneros tiene un hotel en Pinamar. Y el pueblo quiere ser camionero: quiere veranear en Pinamar.