martes, 17 de marzo de 2009

La Sombra después de la Muerte


Nos hemos detenido en un barrio donde hay casas “brujas” (muy pobres). El General desciende del camión. Todos bajamos. Cientos de personas lo reciben. Torrijos pone su cabeza bajo la salida de agua para refrescarse. Hace dos horas que estamos andando sobre un sol implacable. Una mujer morena, alta, le seca la cabeza con un pañuelo. Una anciana saca una peinilla, algo muy típico en Panamá, y lo peina. Hay una relación directa, hay amor, pero no sumisión en los gestos. Miro los rostros bellos que nos rodean, y también la pobreza.

"—Este es un país con muchas caras. Hay que mirarlas todas para entenderlo. Es chiquitito (Hace un gesto con la mano), así… pero hay que aprender a verlo, a escucharlo, en su gente. Es un país para entenderlo mucho. Es difícil, me imagino, difícil para los que vienen de grandes ciudades. Los que vienen de Europa, por ejemplo, ¿cómo van a entender ciertas cosas, la salsa, las borracheras, las ñamerías (locuras), la irresponsabilidad tropical que a veces tenemos, la dignidad de este pueblo, sus desafíos? Y eso me gusta. Me gusta eso mismo. La ñamería, como decimos aquí."

"Yo creo, por ejemplo, que el poder existe, que es real, pero debe estar construido sobre el cariño y el entendimiento con el pueblo. Ese es el poder que perdura… la sombra después de la muerte."

"Hay algo que muchos olvidan: un militar puede aprender a reprimir —aunque no es esa la función de un militar—, puede conocer mucho sus tácticas, pero hay un momento en que los ríos crecen. Si uno está en el monte, siente el ruido del agua cuando crece. Es un gran ruido, y aunque se utilicen todos los medios posibles, los más modernos, el agua crece, no se para, es algo natural. Es natural que llegue ese momento si no se dan respuestas a los pueblos, a sus necesidades, al hambre, a la desesperación. ¿Tú has visto alguna vez la cara de los desesperados? Eso no se para con nada, yo te lo digo.."

"Nosotros tratamos de hacer una revolución pacífica. Yo sé que muchos no me entienden. Pero tampoco entienden la realidad. No han estado en las cantinas, en los montes. No han caminado triste como los borrachos. Esos, esos que ve uno a veces. Con toda la tristeza andan, y la tristeza es algo más que la borrachera. Eso es verdad. Eso es lo que hay. Con todo, eso que tenemos y con el atraso de más de cincuenta años que se puede ver en todas partes del país, con eso tenemos que hacer algo. No podemos hacer todo. Pero tenemos la obligación de hacer algo.(...) Yo creo que hay que estar siempre cerca del pueblo y aprender a ser humildes."

La nota completa, acá