sábado, 6 de septiembre de 2008

Peronismo de izquierda: reflexiones sobre 1973 y algunas de sus valoraciones actuales



El peronismo de izquierda es parte central de la historia peronista, si lo consideramos el espacio hacia el cual decanta el movimiento si es que se respeta y se entiende al movimiento como aquella forma política en la que se funda la conciencia popular del oprimido en la argentina.

Hablar de peronismo de izquierda no se trata de buscar o adaptar inflexiones marxistizadas que definan y sinteticen aspectos "superadores" de las contradicciones del movimiento. El fracaso de estas tendencias interpretativas, además de sus errores inmanentes, fueron confirmados históricamente. Menos aún se trataría ( y este es un debate actual -para mi ampliamente saldado- a partir de la irrupción del peronismo kirchnerista en la escena política ) de acercar a lo peronista las "virtudes" del progresismo liberal, y armar un refrito a denominar posperonismo.

Hablar de una izquierda en el peronismo implica remitirse al tiempo histórico desde donde se empieza a intuir la posible índole revolucionaria del movimiento nacional. En principio lo revolucionario se insinúa como un pathos, una noción intangible todavía no pensada como sistema de ideas, pero indudablemente presente como cuestión a ser debatida como parte de las ambivalencias y límites propios del movimiento.

Años:1951,1952. Los años bienestaristas comienzan a sufrir fisuras ante los nuevos requerimientos del modelo económico: el estado interventor en la relación capital-trabajo no puede seguir sosteniendo en absoluto equilibrio esa relación y a raíz de ello las alianzas políticas del peronismo se empiezan a rediscutir. Ante estos crujidos es que lo revolucionario aparece en el horizonte de lo realmente existente. La voz admonitoria: Evita. El peronismo será revolucionario o no será nada. Mi Mensaje es el texto que sintetiza la preocupación, y lo efectivamente a debatir de allí en adelante. En ese conciso texto que sí nace de la inspiración y el análisis evitista se anticipan los dilemas, posibilidades y claudicaciones del movimiento. El peronismo es, ante todo, la forma política que se da a sí mismo el oprimido, su marca de visibilidad en la Historia; todo lo demás se terminaría subordinando a esto, a pesar de la importancia fáctica de la diversidad movimientista. La incipiente idea de evitismo antagonizando solapadamente con la noción de Estado mediador-negociador encierra la génesis de lo transformador como "misión a cumplir" del peronismo ( y que ningún otro expresión política puede satisfacer en tanto es el peronismo quién nace "contra" lo político-institucional establecido). La muerte de Eva Duarte y el golpe de 1955 van interrumpir el avance de esa expectativa que anidaba en las bases populares. Pero en esa interrupción se repotencia la necesidad de retomar el camino transformador desde posiciones defensivas y clandestinas. Es en un contexto radicalmente opuesto al transitado durante diez años (se pasa del Poder al llano) desde donde el peronismo va plantearse, ahora sí con más fuerza, en que consistiría su sentido revolucionario, y cómo debiera desarrollarse. Las teorizaciones de Cooke entre 1956 y 1960, son el reflejo emergente de las inquietudes populares de la Resistencia contra la institucionalidad republicana-liberal en todas sus facetas. Pero también en esa etapa resistente se bosqueja un antagonismo al parecer irresoluble y que traería consecuencias dramáticas: conducciones sindicales cuyos intereses difieren fuertemente de los planteos de base.

Laborismo negociador o lucha política obrera de cambio social. Perón exiliado expone la necesidad de obrar en términos insurreccionales. Años:1956, 1957. Planes de lucha, toma de fabricas, sabotajes: el peronismo resistente de bases obrero-populares es la única oposición al poder liberal proscriptor en todas sus variantes. Se lucha por levantar la proscripción, por el retorno de Perón y la recuperación de las conquistas perdidas, pero no sólo por eso: el protagonismo de las bases en el proceso de resistencia produce un desplazamiento dentro del movimiento, y se enfatiza ahora con más ahínco sobre la índole transformadora, antiimperialista de éste.En la soledad del llano, el peronismo sólo cuenta con lo que le es intrínseco: las masas trabajadoras, el pueblo.  Una voz colectiva empieza a sonar débil, pero crecerá hasta el grito: liberación nacional. Nuevas generaciones se incorporan (los hijos de los olvidados del 45) al mundo peronista resistente, los jóvenes que crecieron viendo lo ahora perdido.
Fusilamientos de J.L. Suárez.  Se forma la Juventud Peronista.  Toma y huelga del frigorífico De la Torre. Plan Conintes. Felipe Vallese. Son los eslabones de la historia realmente dada en esos años, años de la política como conflicto donde los intereses populares pugnaban por resguardar un piso de dignidad en medio de la noche proscriptora.
Los dieciocho años de proscripción peronista por parte del sistema republicano, democrático y liberal es la confirmación de:
1) la peligrosa imprevisibilidad del movimiento popular que el sistema de dominio no está dispuesto a consentir en el juego democrático.
2) la hipocresía moral del discurso liberal que se atribuye para sí la esencia de lo democrático.

Años: 1961, 1962. A la creciente conflictividad de la lucha popular, se agrega la reflexión teórica de cuadros político-intelectuales nacionales que van a estructurar un relato alternativo de la historia política argentina; se conforma un bagaje de ideas que va a confrontar culturalmente con los relatos oficiales de liberalismo. Se va enhebrando una batalla "superestructural" que complementa lo que sucede en el terreno. Son éstos los eslabones de un proceso que aquí simplifico, pero que fue realmente complejo, contradictorio " confuso y desordenado" como todo lo que es genuina producción del pueblo y sus organizaciones; como no le gusta que sea a la institucionalidad liberal. Años: 1968, 1969. La CGT de los Argentinos se declara "en el camino de la liberación", heredera de Vallese y de las banderas históricas del movimiento obrero. Cordobazo. Los que narro son los episodios de un tránsito que atravesó neurálgicamente al peronismo, y que no pueden dejar de ser enmarcados como una historia de la izquierda del peronismo. Y quiero decir con esto que la izquierda peronista no nace como un invento en 1970 con la aparición de las organizaciones armadas. La izquierda peronista no nace en 1973 con el "fin de antagonizar" por un lugar frente al palco en Ezeiza. La izquierda peronista no puede quedar asociada a definiciones de ocasión (hechas desde el propio peronismo) : "infiltrados, falsos peronistas, marxistas apatridas", definiciones forjadas al calor setentista cuando los horrores estratégicos y las alucinaciones vanguardistas del montonerismo provocan un enfrentamiento irreversible. La izquierda en el peronismo es intrínseca a una larga historia de avances y mutaciones dentro del movimiento popular, late en él: es parte del peronismo, está aunque muchos no la puedan ver, como la Carta Robada de Poe. Es parte del peronismo tanto como lo son otros sectores del movimiento, las dirigencias sindicales y partidarias burocratizadas. Burocracia sindical que pese a todo fue la representación de los trabajadores organizados, una referencia para las bases. La incomprensión del rol sindical hizo que la dirigencia revolucionaria peronista desdeñara de él y lo eligiera fatalmente como el enemigo a vencer.
Estas largas parrafadas que refieren a una historia de izquierda en el movimiento que claramente enraízan en su matriz popular, las desarrollé para confrontar con una idea que circula: la Tendencia Revolucionaria como progresismo clasemediero fracasado, homologable al alfonsinismo y al frepasismo. Una simpática boutade para la polémica fernandoniembrista que conviene revisar a riesgo de que el silencio la torne cierta.

Puede que se trate de una afirmación parcialmente cierta, que no es lo mismo. En principio se están asimilando procesos políticos diferentes, básicamente por los diferentes contextos históricos: uno sucedido antes de la dictadura del 76, los otros luego de la dictadura, con el discurso alfonsinista antipolítico instalado como la nueva vedette de la democracia purista.

A los cumpas ortodoxos que adhieren a esta definición de la Tendencia = progresismo clasemediero, me permito comentarles:

1) La Tendencia se manifiesta dentro del peronismo.
2) La composición mayoritariamente media de la Tendencia sólo define en parte (¿en que parte?)la causa del fracaso.
3) El fracaso de 1973 no es el del "progresismo clasemediero"de la Tendencia, sino el de un proyecto nacional, popular y democrático de liberación nacional a conducir por su líder retornado; proyecto votado por el 50% del pueblo en marzo, y refrendado en octubre con el 62%.
4) Es cierto que con la aparición de las orgas guerrilleras el peronismo revolucionario entra en una progresiva fase de ceguera militarizada, desdeñando los anclajes populares; pero en la práctica esto no sucedió de modo homogéneo: mucha militancia de superficie (JP) se desarrolló territorialmente, alcanzando una peronización genuina, y siendo crítica del vanguardismo montonero. Bajo la denominación "Montoneros" había múltiples posturas.

Por lo tanto, se trató de un fracaso de todo el peronismo, y del epílogo de un trayecto de luchas iniciado en 1945 protagonizado por el movimiento popular nacional. Peronismo que por la vía democrática recuperada en 1973 intentó plasmar un proyecto en gradual y complejo camino hacia una emancipación como continuidad de lo interrumpido en 1955.
No se puede definir todo como una simple "intrusión clasemediera" en el peronismo. Esa etiqueta encierra quizás la intención de muchos compañeros de no hacerse cargo de que los de la Tendencia también fueron compañeros peronistas, aún con sus lamentables ideologismos y militarismos acentuados desde el 74 en adelante. No hacerse cargo. Apartar la mirada. Soslayar como si no hubiera pasado nada, cuando pasó todo. Renegar de una parte de la memoria histórica del peronismo, y del país. Como si todo hubiese sido (sólo) una guerrita de aparatos militares y el resto nada tuvo que ver. No hacerse cargo de los muertos del peronismo en dictadura. No reconocer, a la hora actual de la memoria y la crítica, que esos muertos eran los propios compañeros "aunque de izquierda". Dar vuelta la página, sin memoria histórica (memoria de lo realmente ocurrido en aquel tiempo), como quiso (y logró) la dictadura y acató el alfonsinismo gobernante: nacimiento de la post-politica. Teorías demonizantes y "equívocos históricos". Ahora, la historia política popular de treinta años (1943-1975) "es un equívoco histórico" para el fundacional relato democrático. Repensemos estos relatos. Relatos que las dirigencias peronistas renovadoras o no convalidaron sin chistar, para sepultar un pasado trágico que tuvo al peronismo como protagonista de una época a revisar críticamente, y que alberga claves de lo nacional que no pueden ser negadas y desdeñadas por el peronismo, si todavía se considera movimiento y conciencia popular(o queremos que vuelva a serlo).